Rousseau el aduanero

Dicen que un día del año 1910 el joven Pablo Picasso invitó a varios amigos a su casa, entre los que se encontraba Henry Rousseau, el Aduanero. Todos los invitados y el propio anfitrión apreciaban a "Douanier", pero lo querían con un amor no exento de piedad, como quien acaricia a un perrito desvalido y aterido de frío. Por eso Pablo no pudo dejar de interesarse -con bastante sorna- por un cuadro titulado "Jungla con Mujer sobre un Diván y Tañedor" que el Aduanero había presentado en el Salón de los Independientes de ese mismo año. Picasso hizo un guiño a los presentes y preguntó al de Laval cómo podía explicarse que una mujer desnuda y acostada sobre un diván rojo pudiera estar en plena selva. La respuesta de Rousseau fue inmediata: "Querido Pablo, Yadwigha en un hermoso sueño se ha dormido suavemente; oye el sonido de un piccolo oboe interpretado por un bien intencionado encantador de serpientes. Mientras la luna se refleja en los ríos, los árboles verdes y las serpientes salvajes escuchan las alegres melodías del instrumento. Yadwigha duerme en su casa, pero su maravilloso sueño la ha transportado hasta las selvas agrestes”. Desde entonces el cuadro pasó a llamarse "Le Rêve".

Guillaume Apollinaire, uno de los invitados a la velada picassiana, escribiría poco después una crítica del cuadro que decía: "Indiscutiblemente, la imagen irradia belleza; creo que este año nadie se reirá de Henry Rousseau". Desgraciadamente, Henry no pudo leerla porque ese mismo día murió en el hospital Necker.

Henry Rousseau, el Aduanero, nunca estuvo en las selvas de África, ni falta que le hizo porque le bastó con su imaginación.


José Antonio Mateo Miras 31 de julio de 2024
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