Cuadro etíope de Salomón y la reina de Saba
Pintura etíope
Cuadro etíope
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Cuadro etíope de Salomón y la reina de Saba

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Pintura sobre lienzo etíope de Salomón y la reina de Saba

En el primer Libro de los Reyes del Tanaj, escrito en el siglo VI a.C., se contaba de pasada que en tiempos de Salomón, Israel había alcanzado tanto prestigio que la soberana de Saba, un lejano reino situado en el sur de Arabia, viajó hasta Jerusalén cargada de regalos para comprobar con sus propios ojos el poder de los judíos. Pero una vez allí, y habiendo oído que Salomón era sabio, quiso la reina probar su ingenio planteándole cuestiones difíciles de resolver. Por lo visto, Salomón respondió acertadamente a todo y ahí quedó la cosa.
Pero las malas lenguas no pudieron resistirse y empezaron a surgir leyendas, cuchicheos y correveidiles en los que se afirmaba que, tras resolver unos cuantos acertijos, Salomón y la reina de Saba llegaron a intimar e incluso conocerse en el sentido bíblico.
A mediados del siglo IV d.C. el reino de Aksún (actual Etiopía) había adoptado el cristianismo como religión de estado, y aquel antiguo relato bíblico de Salomón y Makeda (que ese, y no otro, era el nombre de la reina) y los chismes posteriores sobre su relación, acabaron legitimando a la dinastía etíope al emparentarla con la estirpe de David y, por ende, con el mismísimo Jesucristo. En el siglo XIII apareció el Libro de la Gloria de Reyes de Etiopía, o Kebra Nagast, en el que ya se contaba que, tras su viaje a Jerusalén, Makeda quedó embarazada y tuvo un hijo, Bayna Lehkem, que fue reconocido por su padre antes de volver a Saba y ser coronado primer rey de Etiopía con el nombre de Menelik I.
No resulta extraño por eso que el cuadro que ahora mostramos reviva la historia de amor de los reyes de Israel y Saba, que viajan en barcazas separadas por una laguna cuajada de extraños gansos y violentos hipopótamos que, uno a uno, son abatidos a golpe de machete o mosquetes. Acompaña a los soberanos un amplísimo séquito y algún que otro querubín mal encarado. En las orillas los aldeanos, curiosos, ejercen de aldeanos curiosos. El cuadro se vende con marco en mal estado.

Medidas del lienzo: Alto 28cm, ancho 101cm.

388,00 388.0 USD 388,00

289,26 €

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Material: Pintura sobre lienzo

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